Lo cierto es, que dentro de todas las complejidades que viví en el 2014, de todas formas fue un año en el que comencé a forjar metas y a cumplirlas en su totalidad, recibiendo, incluso, más triunfos que derrotas, pero de igual maneras golpes que brevemente me arrojaron al piso, pero se transformaron en enseñanzas bastante trascendentes en mi formación, tanto personal, como profesional.
Este año adopté uno de mis desafíos más importantes, que gracias al que fue mi pareja y familia pude llevar a cabo; me cambié de universidad con el fin de ser un profesional completo, y con altura de miras hacia el futuro cercano, pavimentando así un camino que se encontraba fuera de todo mapa. Me propuse cambiar de institución como también, de cierta manera, partir de cero. Atesoré lo que había aprendido en los tres años anteriores y lo utilicé a mi favor, sumado a la gallardía, como al miedo de lo desconocido, pero por sobretodo al fracaso, si bien la experiencia previa no trascendió como esperaba, ostentaba la base crítica que es muy necesaria para mi carrera, y ésta, inmadura, fue creciendo y floreciendo poco a poco hasta transformarse en el presente. En un principio mis calificaciones no fueron buenas (habiendo acogido un método de estudio similar al que me daba frutos en la institución antigua), lograron darme una cachetada en la que sólo sentí el dolor, por lo que logré cambiar el switch y comenzar realmente a esforzarme como debía, pensando en un futuro haciendo lo que amo. Una de mis primeras metas fue aprobar todos los cursos con excelentes notas, aunque esto realmente es importante para cualquier estudiante, lo vi en beneficio de las siguientes metas que me propuse, ya que, terminar mi carrera con notas paupérrimas no era una opción. Lo logré, terminé con ojeras imposibles y me volví mucho más exigente conmigo mismo, de igual forma con el resto, por lo que el primer semestre no se asimiló en casi nada al segundo, en donde vi una madurez importante como estudiante y un cambio notable como persona; comencé a realmente luchar por lo que quise (y quiero), a tomar una actitud diferente respecto de lo que significa ser estudiante, como también lo que trasciende de esto al momento de enfrentarse al "futuro", habiendo abandonado casi completamente la experiencia anterior, como también, lamentablemente quizás, a aquella gente que apoyó la idea, y posteriores ganas de irme de ahí.
Dentro del segundo semestre comencé a interiorizarme dentro de mi contexto de estudio, ahondando aún más en lo que son los estudios coloniales y a enfocarme de lleno en ellos, analizar las particularidades del periodo, como también a los sujetos (mentalidades, gustos, sexualidad, y un extenso etcétera) y las instituciones, en fin, designé mi contexto de estudio y mis metas académicas en función de estos. A raíz de lo anterior, me motivé (gracias a la ayuda de mis cercanos) para postular a una ayudantía. Como muchos saben, sufro de pánico al momento de enfrentarme al público, por lo que exponer ha sido, sino, uno de los mayores desafíos que, poco a poco he ido venciendo, no del todo, pero continúo trabajando para ello. Respecto de lo anterior, postulé sin mucha fe al puesto de ayudante de "Chile Fundacional", y es aquí en donde encontré la primera barrera que detuvo la velocidad en la que iba; esa cátedra la cursé en la otra universidad, obteniendo nota deficiente para poder obtener al cargo. Ergo, postulé sólo pensando en que realmente la quería y que, si bien las esperanzas de fracasar y no conseguirla eran mayores a tenerla, me mantuve tranquilo esperando lo peor. Entonces, al momento de postular tuve acceso a la entrevista con mi profesora, e insisto, sin mucha fe le expuse todo brevemente. Lo logré. Días antes de la navidad leo los resultados del concurso y mi nombre aparecía entre los ganadores del puesto, además de aparecer en el horario oficial de la carrera. Esta fue mi segunda meta lograda, por lo que, entenderán, comencé a sentirme orgulloso de mí mismo, puesto que jamás había visto logros con los que pudiera sentirme de esa forma (siempre he sido inseguro de mí mismo). Terminé mi año académico con más desafíos para el siguiente año, habiendo aprendido un montón. Por otra parte, 2015 es mi último año de pre-grado, por lo que seguiré creciendo para continuar sintiéndome orgulloso con aquellos triunfos que tan bien me han hecho, realizar una excelente ayudantía y que mi tesis sea leída.
Respecto de aquellas cosas que me arrojaron al piso, la primera fue la muerte de mi gata ("Pepi"). Esto dejó una gran herida, ya que, al ser mi primer gato, la amé como a una hija y más, aunque en un principio, me opuse a recibirla en casa. Hasta el día de hoy la extraño demasiado, y como se encuentra descansando en el jardín de mi casa, la saludo y me despido de ella todos los días cuando salgo y entro.
Por otro lado, me encuentro felizmente soltero, agradecido del pasado que me hizo cambiar para ser lo que hoy soy, y tener lo que hoy me pertenece. Cuando algo está muerto es imposible revivirlo, lo bello de vivir es dejar morir y asumir la muerte, y que descanse en paz, permaneciendo las huellas en forma de memoria, y que posteriormente se convierta en historia, admito que, uno de mis agradecimientos al pasado fue el impulso y empuje que obtuve para (vulgarmente dicho) "ser alguien", sin eso continuaría perdiendo el tiempo, pensando en esa adolescencia que se extendió gracias a la bebida y la juerga por tres años, dejando de lado todo vestigio académico que fuere en aquél presente algo que trascendiera. Le agradezco el haberme dado las fuerzas para confiar en mí y toda vez apoyarme dentro de lo académico. A lo anterior, obviamente, sumo a mis padres, quienes en todo momento creyeron en mí, quiénes me daban fuerzas para seguir adelante; mi padre, mi consejero, a quien le contaba sobre todas mis notas y me decía que la siguiente será mejor, o que cuando le daba las buenas nuevas se alegraba y llenaba de orgullo, y a apoyarme en todo cuando le dije que quería ser "más". Mi madre, por escucharme y darme las fuerzas que ella misma imponía en cada relato de superación respecto a sus clases de natación, importante han sido todos tus avances para lograr los míos. A mis niñas, en especial a Amelie y Pepi; siempre estuvieron conmigo cuando más las necesité, en mi cama, molestando o dándome algún cariño, escuchándome sin entender, quizás, conversaciones o bien exponiéndoles cuando debía hablar en público o tenía alguna prueba. A mis padres-abuelos, que siempre me dieron esa fuerza que me levantaba y me hacía sonreír, siempre creyeron en mí y se emocionaban, llenos de orgullo cuando les hablaba sobre mis triunfos.
Es absurdo pensar que un año, por ser nuevo, cambiará un paradigma de forma radical sin haber hecho más que rezar los "quiero", es por eso que concluyo el 2014 de forma tranquila, satisfecha y mirando metas que van más allá del pre-grado que ya termina. De mis errores y aciertos puedo afirmar que no es necesario soñar por algo, es absurdo soñar, ya que eso significa que jamás lo conseguirás y que, además, esperas a que llegue. Hay que luchar siempre por lo que uno quiere, y lo que te arroja al piso valorarlo, ya que al momento en que te pones de pie, te vuelves alguien distinto al que eras cuando estabas en el suelo.
Bienvenido 2015.
Bienvenido 2015.
Gracias.
A.