Bueno, la noche siempre es un espacio para pensar, tomarse un copete, prender un pucho e "irse a la cresta" un rato. A veces nos vemos reducidos a estar sentados (o tirados) en nuestro sofá, en la cama mirando al techo, o sentado en el comedor de tu casa con una luz prendida. En mi caso, el bunker en donde estoy es mi despacho. Sí, espero a que todos en casa se duerman o se vayan a sus piezas para luego sentarme en la silla de cuero que, vale recordar, era de papá cuando vivía aquí, luego de ello pongo música (específicamente Raphael) y prendo un cigarrillo. Hay veces en las que, como ahora, abro una o dos latas de cerveza y canto; no lo hago bien, pero me gusta desahogarme de esa forma.
¿A qué viene todo esto? Siento que todos mis escritos comienzan con "estoy ebrio", y sí, en la mayoría de los últimos escritos (desde hace 8 o 9 meses ya) he estado así. Nunca contextualizo más que la personificación de la pena que siento, o aquellos pensamientos que, cada día, me atormentan y destruyen poco a poco desde hace ya harto tiempo. Pero sí. Estoy en mi despacho, sentado en esa silla de cuero que ha presenciado tanto, la computadora que ha sido partícipe de mis peores derrotas y mejores triunfos; largas noches de estudio, trabajo, desahogo, pajas, conversaciones, cartas, lágrimas, risas a carcajadas, películas, series, etcétera. El escritorio da justo hacia la ventana, por lo que veo mi reflejo y a veces me da miedo. No soy temeroso con lo "sobrenatural" (las comillas van porque no sé cómo decirle), pero como he visto cosas que no entiendo, estas me parecen de lo más normal aunque de repente me tomen por sorpresa. Me gusta abrir la ventana para que me entre algo de frío, me gusta que salga el humo del cigarrillo por la ventana, o que entre el olor de la noche halada. Así estoy, aquí estoy.
La verdad es que no sé a quién escribirle, no sé porqué estoy escribiendo. Siento que cada día me deterioro más y que debo dejar algún registro de mi existencia cuando me vaya. Estoy tan cansado de gritar que el mismo silencio me atormenta, me siento solo. Sería injusto hablar de soledad infinita porque sé que no lo estoy, tengo tres grandes amigos que jamás me han dejado solo (Sc-Mi-Fr) a pesar de haber sido penca con los tres alguna vez. Mi familia también ha estado conmigo incondicionalmente de una u otra forma: Mi papá con aquellas conversaciones de auto en las que me sube el ánimo, las competencias de pool en las que cada vez me anima a ser mejor. Mi mamá con sus historias de natación que a veces me aburren, pero me enseñan demasiado y me encanta oírlas. Mis dos hermanas que por primera vez las siento crecer a medida de que avanzan en sus metas y cosas. Sería injusto decir que me siento solo, pero me siento solo como un traidor, "como tal vez se encuentre Dios" como diría Raphael, Solo en ese sentido.
Puedo decir con muchísima seguridad que no tengo qué envidiarle a ningún mino rico. Este último tiempo me ha demostrado que puedo tener al chico que yo quiera, el que elija es mío. Soy apuesto, lo sé, pero lo que más me importa es que sé que soy buena persona. Fr me dice que soy un ser maravilloso y que le apena saber que no me veo así, que daría todo para que yo fuese feliz, y que lo merezco. Asimismo, Sc y Mi me dicen que debo valorarme un poco más, avanzar, que no vale más la pena seguir mal. Hay veces en las que les encuentro razón, como otras en las que siento que no comprenden la espera a algo que quizás ya murió, que quizás merezco esto porque hay algo mejor después, o que simplemente todo esto me hará más fuerte. No lo sé, ya en varias ocasiones he dicho que ya no sé nada. Lo único que sé es que ésta ha sido la peor derrota y que aún no puedo ponerme de pie. Sé que me conformo con migajas, que soy una paloma hambrienta, pero esas migajas por algunas horas me hacen feliz, me dan esperanzas de que se convertirán en pan y que éste será un viaje infinito. ¿Soy muy tonto? ¿Este es mi destino?
Heme aquí, esperando nada pero queriendo todo. Mi despacho es el refugio de siempre, creo que debería poner mi cama aquí, pero eso le quitaría la magia de ser mi bunker de escape. Luego me iría a mi actual pieza a escapar. No. Está bien así como está, me gusta llorar aquí, me gusta embriagarme acá. Estoy tranquilo en este lugar, o al menos intento estarlo para luego irme en paz a mi cama; sin nada que gritarle a mi almohada. Eso haré ahora, me acostaré, sé que estará Amelie dormida (roncando). La abrazaré y dormiremos juntos. Al final del día ella es la única que me contiene, cuando, por ejemplo, le dije ayer que estaba mal me dio un besito, o cuando en la noche me pongo mal se mueve para apegarse a mí. No te me vayas nunca, Amelie.