11.5.15

84. La Vie en Rose

"[...] Le he dado todo lo que puedo, 
pero no es suficiente. 

Karma policía, 
le he dado todo pero aún estamos en la nómina de pago.
  [...] Y allí por un minuto me perdí, por un minuto me perdí".


              Sentimos vivir sin saber sentir la vida, y la desgastamos a tal punto que no creemos en que algo caótico pueda suceder de improviso. Pasa la noche y en la mañana te levantas, ves tu cara y te duchas, cantas algo o entablas alguna conversación banal con alguien que ves en las cerámicas empañadas del baño. Luego sales de la ducha pensando qué usarás y después te alistas; perfume, pase escolar, las llaves y los audífonos, quizás una leche o un jugo para el camino, y si tienes hambre un yogur con galletas. 
Será un día pauteado, o será un buen día porque harás lo que te propones a hacer. Verás a tus amigos y compartirás el tedio de la cotidianidad. No escapamos más allá de lo que sabemos, porque sabemos que nada escapará de lo que fielmente conocemos. Creemos tener las respuestas en base a la experiencia, pero cruzar la calle sin mirar a ambos lados puede matarte, aunque seas despreocupado y jamás te haya pasado antes. 

              La vida en rosa fue esta vez distinta, creímos que la experiencia era el motor para caminar las calles conocidas, pisar aquellos adoquines sin miedo de resbalarte a pesar de que llueve. Piensas en todo lo que te ha pasado y sólo quieres caminar más rápido, dejar todo atrás y, toda vez, avanzar. Lo logras, pero la experiencia no te ha contado de la precaución cuando no conoces una ruta, aunque sea similar, e incluso idéntica a las anteriores.
Las horas se vuelven stop-motion cuando, a mitad de la calle, ves un auto que de a poco se acerca y no tendrá piedad en arrojarte al piso, desangrarte, y quieres volver los minutos a la mañana cuando planeas en la ducha tus conversaciones durante el día, ya todo va lento y los segundos se detienen de golpe, cierras los ojos y lo cotidiano ya no es lo que conocías.

              Está todo tan difícil, nos enteramos de pronto que "todo lo malo se devuelve" cuando no necesitas saberlo, cuando tu presente es distinto a tu pasado y tu futuro se oscurece. Quizás me arrepiento de desear cosas malas, puede que en el odio haya refugiado el consuelo a las lágrimas, pero jamás quise el caos para nadie, porque no existe quien merezca perder su cotidianidad, abandonar su pasado y que su futuro se haya detenido en el mismo instante que mirabas aquél auto acercarse a ti, incluso la canción que sonaba a través de tus audífonos en ese momento te abandonó, se silenció. Ese es el instante que recordarás toda tu vida, aquél momento imprudente donde barajaste todo lo que sabías, donde la experiencia te eliminó del juego y la vida ya no fue más rosa. 

              Sentimos vivir sin saber sentir la vida, desgarramos los instantes valiosos, y ya no se puede volver al pasado. Eso no quiere decir que tu memoria no pueda colorear tu presente con la misma sonrisa que haz vestido toda tu vida, quizás es de los aspectos que nunca tendrán una metamorfosis y, tienes que saberlo siempre, nunca deberás cambiarla ni abandonar aquél espacio lleno que generas cuando tu presencia se presenta. Si bien sé que no leerás nada de esto, sabes que estás en mi corazón y en mi cabeza, ya no como antes, ya no como una construcción banal, un apoyo carnal, o una mano en tu cuerpo. Hoy es un paradigma distinto, hoy no quiero ser quién solía, sólo quiero ser y estar para que sepas que la vida, a pesar de todo, sigue siendo rosa, que un nuevo presente dará espacio a un futuro en donde mirarás atrás, reirás, sonreirás, y verás por la ventana mientras bebes un café, sientes la brisa de la mañana en otoño, y todo será mejor a como antes era. Ya sientes vivir, ya sabes sentir vivir. 


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