A ti, que me lees anónimo.
A ti, que estuviste en buenas y malas, nuevas y trilladas.
A ti, que te sentí a mi lado siempre, a pesar de la distancia.
A ti, que con tu inocencia me enseñaste mucho.
A ti, que me motivó a avanzar.
A ti, que a través de tus ojos color cielo vi un futuro sin una nube negra sobre mí.
A ti, que trascendiste como persona, incluso hoy que ya nada parece trascender.
A ti, que en tan poco conoció gran parte de mí.
A ti, que fuiste el único que realmente le importó que quisiera dejar de fumar.
A ti, que me hizo sentir demasiado cercana su República lejana.
A ti, que a las 3:00 AM me emocionó hasta las lágrimas de alegría.
A ti, que he extrañado un montón.
A ti, que hice mucho daño sin querer:
Gracias. Perdón.
A ti, que esperabas que te escribiera algo aquí, pero ya ves, sólo las penas por historias trilladas, lamentablemente, tienen escenario acá. No ha cambiado nada desde que te marchaste, pero hoy te dedico esto porque me alegraste mucho con un mensaje que, por cobardía, no pude escribirlo primero.
Preller, gracias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario