
1. Por mi ventana, el color llega como una tonalidad marchita en verano, sin contar el sofocante calor que suprime el sentido común del desteñido viento de octubre.
2. Consuelo el desolado loto de mi pupila entreabierta esperando el desenfocado latir de las horas, la antítesis del ruido, la desolación del sueño.
3. La oscuridad de mi habitación me adormece, pero el amor a la auto-mutilación me parece tan placentero que un cigarrillo acompañará el silencio, mientras aún lucho por armonizar el estado de sopor que advierte las ganas de ceder mi cuerpo a la comodidad de alguna posición para por lo menos leer unos momentos, será gratificante.
4. Flácida y completamente lúcido comienzo a llenar los vacíos en los segundos que pasan triviales frente a las sutiles letras, estáticas, llenas de ... ¿De qué era?.
Un ruido poco usual ha interrumpido el regocijo del pasar de mis ojos por las palabras. Eran algo así como risas, estaban en el exterior, eran algo extrañas porque la teatralidad de ellas se daba a conocer. Pensé que estaba solo y no, aún no consigo estarlo completamente.
5. Aniquilando cada cigarrillo de su caja suelo contar las horas, el amanecer aún permanece bastante lejano, quizás en qué lugar estará iluminando las olvidadas aguas de la felicidad. Necesito que deslumbre mi soledad, las estrellas suelen burlarse y tampoco me caen bien. Quiero eliminar la distancia entre los segundos para esperarte en el umbral de la puerta y decirte cuánto te he extrañado, describir tu perfume y amar tu esencia.
6. Las palabras se agotan como la nicotina en mis dedos, es tiempo de volver al punto inicial y dibujar el sopor en mis pupilas desgastadas.
Atte, Cosa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario