15.12.10

18. Nada en Todo


Sinceramente mi tristeza ha llenado la caña y entre hielos varios generaron un mestizaje con dolor y sudor, un sabor solitario que en mi boca obedece a un frío desolador pero en mi cuerpo parece entibiarse, mi mente se desvanece casi por completo en el alcohol.


Ánimos de subsistir sobre cigarrillos varios y rayos de sol desenfocan mi vista hacia mis textos agrupados en el mayor desorden imaginable; matemáticas cercano a la basura variada, lenguaje encima del bolso de viaje inamovible y expectante, e historia, apilados encima mi cama abiertos y entrecerrados funcionando en éste segundo como mantel para el hielo de mis brebajes.

(No estoy bien) Prefiero alcoholizarme antes de pensar en mirar siquiera un posible futuro que añoré con sonrisas ya desvanecidas, o sentir la frustración y la pena que arrebata mis segundos actuales; -¡quería estudiar!, realmente quería estudiar eso y ahí, me esforcé mucho como nunca habría dicho jamás, dije desolado y entre tiritones. Ahora sólo miro lejos una fe en estatuas iluminadas que acompañaron mi incertidumbre pesimista.
Sólo un par de días intensificarán mis lágrimas ahora innecesarias en respuesta a mi futuro, no sé qué estará escrito ni se escribirá, sólo espero sonreír y secar esta pena que me ahoga entre tragos y carcome poco a poco hasta un punto vacío.

12.12.10

17. Últimos

Reconfortante e inseguro piso nuevamente la ciudad de Santiago, el extraño clima que baña la ciudad me parece monótono y feo, los edificios grises estructurados y hacinados entre árboles y concreto, y destruidos en el contexto de un día grisáceo-claro.
El paisaje se me hacía similar dibujado en la ventana del taxi, las mismas pinturas y los mismos colores pasando fugazmente sin decir 'permiso' o 'adiós'. Mis abuelos iban conmigo en el asiento trasero y los tres observábamos con desagrado. Me estresé buscando soluciones a incógnitas retrógradas, menos mal que ya estaba cerca de mi casa...

...Mis padres me esperaban con muchas ansias y varios abrazos. Los besé cariñoso y me sumí cómodo al ambiente familiar que esperaba mi presencia (el grato aire familiar), como olas sin el habitual viento que las destruye entre frías y oscuras rocas sin piedad alguna, quebrándolas en silencio tallando una bella armonía en el retrato grisáceo. Mi pareja también estaba entre ellos; sonreí con más fuerzas.
La tarde tenía pinta de lluvia pero ésta pasó sin previo aviso, la noche arreciaba entre las colinas y cordilleras, el murmullo del frío se hacía más elocuente y al compás de ello mi cuerpo se cobijaba entre
chombas oscuras y pedía un pequeño abrazo que me hiciera suspirar y no extrañar tanto el lugar de dónde venía.

(...)

No sé cómo ni dónde se fueron aquellos minutos tan bellos, pasaron como brisa de verano por mi cara serena, desperté y me colapsé pensando en mi prueba, no me sentía preparado y realmente
el pesimismo invade mis ganas de sentir fe por mi mismo, no-es-que-no me sienta capaz... No sé la verdad.
La primera prueba tuvo bastantes incidentes indecorosos y casi, pero casi lamentables. Leí lento, muy seguro y atento, respondí acorde a mis conocimientos, respondí dejando de lado las dudas y terminé prudentemente sin destacar.

Ahora otras dos pruebas me esperan en un cajón con llaves, éstas son las que me tienen ahogado en mis conocimientos, quizás sólo me esté ahogando en mis dudas; ¡Siento que no sé nada!.
Como es costumbre de mi mala suerte, tengo muchísimo sueño e intenté dormir para despertar y estudiar hasta la hora que deba partir, ¡pero ni eso puedo hacer!, he cerrado mis ojos y bostezado sin parar pero no me consuela el estar despierto, y ya los bostezos son más recurrentes pero mis ojos no los acompañan.
Vamos, estoy ansioso de terminar ambas pruebas ya, quiero deprimirme con justificación y comerme las uñas que no tengo esperando los resultados que seguramente serán fatales.


Sigo bostezando y aún sin poder compatibilizar con mi almohada...

5.12.10

16. Cristal(es)





He contado los días con total desapego a la realidad, he contado mis días con desesperación y algo de nostalgia. Los besos son cortos como nubes en verano, agua abundante y un pesado bolso con libros varios y textos de estudio. Llevo en mis bolsillos un pedazo de tela con el perfume de tu esencia, quiero que acompañes mis pasos y mi felicidad aunque sea de forma onírica. También mis ligeras ropas que prácticamente no ocupan tanto espacio en la vacía maleta negra que mis manos toman con sutileza y elegancia.
Ha llegado el día tan anhelado desde que llegué acá. Irme. Irme lejos sin decirle adiós a nadie, irme lejos olvidando con (sin) sonrisas éste espacio ocupado en ésta fea habitación incolora. Irme lejos dejando atrás los problemas de árboles que imponentemente desalojan sus responsabilidades en el silencio oblicuo de la posada. Irme por fin de aquí, de éste tan in-anhelado lugar.
Caminaré entre la gente mirándola con desprecios y de forma burlesca, subiré acongojado a mi bus (los odio) sin aire mirando sombras estirando sus manos oscilándolas en el viento despidiendo sus bultos. Sentiré el viento unos segundos para poder pestañar y llegar rápidamente a mi ciudad, evitar el tedioso trayecto.
Me sentiré hermoso, liviano y ligero, no tendré sueños por un rato, ratos malos tampoco, sólo pisaré mi ciudad para luego coger mi verdadero transporte, ese que me hace feliz siempre que lo añoro y lo veo ante mí; mi tren me esperará en la estación y
<<Talcamávida será mi destino>>, diré al conductor que agotado rompe los pasajes y cuenta los pasajeros. El verde paisaje; los altos pinos, las altas nubes y los altos parajes me harán derramar lágrimas de emoción, destruiré mi silencio exclamando suspiros de alivio, suspiros que en una hora y media me dirán que es mi bajada. El naranjo automotor se parará en el andén número uno de la estación y veré caras tan conocidas como cercanas. Mis abuelos estarán esperándome y yo estaré esperándolos a ellos, buscándolos a través de mi ventana y viendo mi casa pasar segundos antes de que el tren se detenga. El aire está fresco, está algo nublado hoy, pero los monótonos colores son los mismos desde que era pequeño, nada a cambiado y todo está en su lugar como siempre debió haber estado.
Mis días se harán tan cortos que no tendré tiempo de extrañar Santiago, y aunque sean extensos tampoco creo que lo extrañaré. Sólo sé que hay personas que me esperan allá y yo a ellos, pero a la ciudad jamás.

Con mi cámara al cuello y mis libros en las manos les digo a todos:
adiós.

1.12.10

14. Dos Elementos


Así fue como la oscilación de tu voz culminó en un frío silencio, un silencio que cubrió todo el letargo del segundo eterno creando una atmósfera vacía en tu boca, sólo tus ojos hablaban, tus ojos clamaban por una caricia que aún no regresaba; el viento se la llevó unos momentos.
Tu moreno rostro estaba paralizado y aburrido, quizás asqueado del humo del cigarrillo que emitía mi boca tal como chimenea de fábrica, pero esperabas el momento exacto, aquel momento en el que fuego herviría el agua, y no que el fuego apagase el agua. El humo seguía subiendo, se esparcía por el cuadrado rosado en el que estábamos situados, encerrados y se impregnaba en las paredes como tu perfume en ese cuello que beso cada mañana lentamente (hasta mis dedos se perfuman con aquella esencia materializada en tu cuerpo). Ese cuello que excita mis nervios, que me embriaga y me transforma en el perfecto asesino de tu humilde calor.


El instante llegó y la hora tardó, nuestros fríos cuerpos comenzaron a desnudarse para ocupar ese cómodo espacio en nuestra cama ahora tibia. La pared dio lugar en mi rostro y sentí tu espalda moverse al compás de la mía. Las luces se apagaron y entre bostezos besamos nuestros labios, despidiéndonos por última vez en un extenso letargo hasta el olvido del sueño. Te busqué entre mis sueños, recuerdos se plasmaron entre ellos y realmente no recuerdo nada más que rostros vacíos y aburridos.

El sol aún no salía y no saldrá hasta varias horas más, nosotros no lo veremos, sólo lo odiaremos.