5.12.10

16. Cristal(es)





He contado los días con total desapego a la realidad, he contado mis días con desesperación y algo de nostalgia. Los besos son cortos como nubes en verano, agua abundante y un pesado bolso con libros varios y textos de estudio. Llevo en mis bolsillos un pedazo de tela con el perfume de tu esencia, quiero que acompañes mis pasos y mi felicidad aunque sea de forma onírica. También mis ligeras ropas que prácticamente no ocupan tanto espacio en la vacía maleta negra que mis manos toman con sutileza y elegancia.
Ha llegado el día tan anhelado desde que llegué acá. Irme. Irme lejos sin decirle adiós a nadie, irme lejos olvidando con (sin) sonrisas éste espacio ocupado en ésta fea habitación incolora. Irme lejos dejando atrás los problemas de árboles que imponentemente desalojan sus responsabilidades en el silencio oblicuo de la posada. Irme por fin de aquí, de éste tan in-anhelado lugar.
Caminaré entre la gente mirándola con desprecios y de forma burlesca, subiré acongojado a mi bus (los odio) sin aire mirando sombras estirando sus manos oscilándolas en el viento despidiendo sus bultos. Sentiré el viento unos segundos para poder pestañar y llegar rápidamente a mi ciudad, evitar el tedioso trayecto.
Me sentiré hermoso, liviano y ligero, no tendré sueños por un rato, ratos malos tampoco, sólo pisaré mi ciudad para luego coger mi verdadero transporte, ese que me hace feliz siempre que lo añoro y lo veo ante mí; mi tren me esperará en la estación y
<<Talcamávida será mi destino>>, diré al conductor que agotado rompe los pasajes y cuenta los pasajeros. El verde paisaje; los altos pinos, las altas nubes y los altos parajes me harán derramar lágrimas de emoción, destruiré mi silencio exclamando suspiros de alivio, suspiros que en una hora y media me dirán que es mi bajada. El naranjo automotor se parará en el andén número uno de la estación y veré caras tan conocidas como cercanas. Mis abuelos estarán esperándome y yo estaré esperándolos a ellos, buscándolos a través de mi ventana y viendo mi casa pasar segundos antes de que el tren se detenga. El aire está fresco, está algo nublado hoy, pero los monótonos colores son los mismos desde que era pequeño, nada a cambiado y todo está en su lugar como siempre debió haber estado.
Mis días se harán tan cortos que no tendré tiempo de extrañar Santiago, y aunque sean extensos tampoco creo que lo extrañaré. Sólo sé que hay personas que me esperan allá y yo a ellos, pero a la ciudad jamás.

Con mi cámara al cuello y mis libros en las manos les digo a todos:
adiós.

1 comentario:

  1. Tù sabes que tu familia te extrañarà,YO TE EXTRAÑARÈ.
    Al leer tu texto,tus palabras,me suenan a tristeza,melancolìa.Hasta he llegado a pensar
    que nosotros a ti te estorbamos y eso me da pena,como si aquì se te tratase mal,no es asì verdad?.
    Solo espero que disfrutes estos dìas fuera de casa,que estudies,y no seas holgazan :)
    TE AMO y lo sabes cierto?

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