4.1.12

46. Nada

Ya no aguanto más la soledad que irradia por estos días, ya realmente me parece un sonido bastante molesto el silencio, el sonido monótono del inhalar y exhalar el humo del cigarrillo y el toser de mis pulmones negros. 
Creo que la gente es más ciega de lo que creí, creo que la gente es más inútil de lo que pensé. Ya en ésta ciudad a nadie le importa nadie ni  nada le importa nadie, no sé qué  pasó con la neblina de felicidad que cubría los momentos que eran reemplazados por esa neblina de smog que atrofiaba la mente de las personas y las transformaba en robots, bueno, cada día esa "neblina de felicidad" ya se dispersa con los fuertes rayos de sol y los robots se ven aún más brillantes con la luz del sol.

No sé qué pretendes, D., con un vaso de vodka cada noche, no sé qué quieres evadir alcoholizándote de tal manera que tengas que vomitar entre letras y frases tristes lo que estás sintiendo por dentro, gritar en silencio que te estás pudriendo y marchitando. No sé qué pretendes escribiéndole a la nada esperando nada a cambio (si sabes que nadie va a escucharte o leerte nunca), sólo obtienes el frío de la noche que relaja tus huesos y llama a lágrimas de desesperación, creo que ya tienes los ojos muy hinchados de tanto llorar las horas vacías.

No sé qué pretendo con esto, la verdad, quizás sólo desahogarme ya que nadie puede llegar a escucharme, el smog en sus cabezas es tan alto que el silencio abunda en sus oídos, un método suicida de escapar de todo sin abandonar nada, un instante autoreferente para sólo oír mi voz y escuchar aquellos pasos que deambulan por la casa, aquellos pasos que se sienten en la cocina y luego en mi habitación, pasos sigilosos y cautelosos, pasos silenciosos en busca de más alcohol al compás de la música de "Las Horas". 

La gente en esta ciudad se transforma en una ameba de mercurio, sólo ellos se pueden moldear a su antojo, sólo ellos saben lo que la felicidad significa tras un computador, un teléfono, un fax, y un billete. Las ideas son invasoras, los sentimientos atentan contra todo el paradigma establecido en su sistema económico, o lo que sea. No sé, no me importan, realmente. Pienso que únicamente soy feliz en mi campo, en mi ambiente, con mis ideas, siendo libre. Algún día necesitaré trabajar, lo sé, y aquí estaré para cuando eso llegue; feliz y preparado para no ser un vacío robot.

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