Esta tarde vi llover mientras los pájaros, trovadores del sol, silenciaban a las nubes tristes derretirse ante el día gris que coloreaba sus pupilas apagadas. Mientras el viento jugueteaba en mi bigote dando paso a mis labios a curvar su singular forma lineal, interesante acción para tantos segundos llenos de vida y agua en un contexto descolorido.
El domingo, recuerdo, se fue sin decir adiós, las luces comenzaban a encenderse casi al mismo tiempo de la noche, pero éstas fueron más ágiles. El aire se tornaba aún más frío y el clima mucho más estrafalario. El paquete de cigarrillos desaparecía poco a poco, uno tras otro, y las ganas de vomitar en el silencio eran ensordecedoras, agobiantes, realmente quería trizar las pestañas del reloj por haber avanzado su mirada tan fugazmente, tanto así que el cielo abrió paso al bodrio de las estrellas sin sentir que el día había terminado. Ya era medianoche, no había nada más que hacer, nada más que sentir, nada más que pensar, sólo volar dentro de un gran pequeño espacio, inconsciente, aburrido.
Esta tarde vi llover, y realmente no sé si lo volveré a percibir, los días son crueles y el verano nos mira con odio, se hace presente desde ya esperando su turno para abrumar a los habitantes del pueblo Tierra. No lo quiero. La lluvia se está transformando en un suceso onírico y malvisto, como toda minoría social que sólo sabe que existe por el miedo a las sombras de la mayoría, abortando el silencio, destruyendo miradas.
¿Cuándo volverá a llover como ésta tarde?. Las personas disfrutan del silencio, el hogar es más reconfortante, cálido,y cómodo. Las calles avanzan con el agua y la anarquía es la felicidad de una tranquilidad latente en los segundos taxativos. Tacones y bototos, zapatos y chapulinas, danzantes en un pueblo sin gente, maravillados ante el anhelo de no empaparse de nubes derretidas.
El tiempo se agota y ya no vendrán tardes surrealistas, quizás en varios meses más.
Esta tarde vi llover, vi gente correr, y ...
El domingo, recuerdo, se fue sin decir adiós, las luces comenzaban a encenderse casi al mismo tiempo de la noche, pero éstas fueron más ágiles. El aire se tornaba aún más frío y el clima mucho más estrafalario. El paquete de cigarrillos desaparecía poco a poco, uno tras otro, y las ganas de vomitar en el silencio eran ensordecedoras, agobiantes, realmente quería trizar las pestañas del reloj por haber avanzado su mirada tan fugazmente, tanto así que el cielo abrió paso al bodrio de las estrellas sin sentir que el día había terminado. Ya era medianoche, no había nada más que hacer, nada más que sentir, nada más que pensar, sólo volar dentro de un gran pequeño espacio, inconsciente, aburrido.
Esta tarde vi llover, y realmente no sé si lo volveré a percibir, los días son crueles y el verano nos mira con odio, se hace presente desde ya esperando su turno para abrumar a los habitantes del pueblo Tierra. No lo quiero. La lluvia se está transformando en un suceso onírico y malvisto, como toda minoría social que sólo sabe que existe por el miedo a las sombras de la mayoría, abortando el silencio, destruyendo miradas.
¿Cuándo volverá a llover como ésta tarde?. Las personas disfrutan del silencio, el hogar es más reconfortante, cálido,y cómodo. Las calles avanzan con el agua y la anarquía es la felicidad de una tranquilidad latente en los segundos taxativos. Tacones y bototos, zapatos y chapulinas, danzantes en un pueblo sin gente, maravillados ante el anhelo de no empaparse de nubes derretidas.
El tiempo se agota y ya no vendrán tardes surrealistas, quizás en varios meses más.
Esta tarde vi llover, vi gente correr, y ...
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