17.2.11

[Cielito Penquista]

Ahogando el ruido en el silencioso aire fresco que desnuda las miradas humildes
en la bella ciudad empapada del perfume verde con celeste.
Con sus oníricos cerros que alcanzan un firmamento en cada nube
contradiciendo a la realidad, contradiciendo la capital
casi contrastando al respetable y anciano Bio-Bio,
que con sus partículas cristalinas da hogar a Queltehues y Gaviotas libres como hambrientas.


¡Oh!, ciudad hermosa y sus bellas plazas
habitadas de recuerdos de sonrisas y retratos de penas,
llantos y rasmillones,
batallas y guerras;
Experiencia entre sus flores y sus edificios grises.

Una inexistente estación de trenes,
en donde una bella máquina de dos o cuatro coches
transporta nuestras pesadillas a ensoñados sueños,
un carnaval de flora colorida y fauna infinita,
con su gente defendiendo el vaivén de su pueblo,
su alimento y su cielito fresco.

¡Oh mi amado Concepción!
que con tu mar bañas la felicidad del verano,
y te saturas de colores entre las lluvias del frío invierno.
Engranas dos maravillosas ciudades de colores y voces,
de trabajo y esfuerzo innato.
Que nunca te olvide tu gente ni menos te sean indiferentes.

Paisajes propios,
lleno de sabiduría e historia,
llena de personajes y anécdotas,
llena de luchas e invasiones, 
Amada Concepción. que don Pedro te bautizó orgulloso,
que nunca te olvide tu gente ni menos te sean indiferentes,
que La Perla del Bio-Bio quede entre tu gente.


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